Nuevo Orden Mundial

El Nuevo Orden Mundial es una teoría conspirativa que afirma la existencia de un supuesto plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único - colectivista, burocrático y controlado por sectores elitistas y plutocráticos, etc, - a nivel mundial.[1] Esta teoría alega que tanto los sucesos que son percibidos como significantes, como los grupos que los causan, estarían bajo el control de un grupo central todo poderoso, un contubernio[2] - grupo pequeño, secretivo y de gran poder - con objetivos malevolentes para la gran mayoría de la población.
En la actualidad, esta teoría de conspiración del Nuevo Orden Mundial tiene mayor expresión en los EEUU.

Los illuminati -fundados en 1776 como sociedad secreta con el fin de promover ideas de la Ilustración- estuvieron aparentemente envueltos en una conspiración que buscaba reemplazar las monarquías absolutas y la preponderancia de la iglesia con el "gobierno de la razón" que era el objetivo general de la ideología liberal, revolucionaria e igualitaria dominante entre la intelectualidad de la época. Después que el complot fuera descubierto, el grupo fue prohibido por el gobierno bávaro (1784) y aparentemente se disolvió en 1785.[8]
Sin embargo, los documentos relacionados a la conspiración fueron publicados, alertando así a la nobleza y el clero de Europa, y dando a la conspiración una gran publicidad, lo que llevo a algunos pensadores a sugerir que todavía existía, con el fin de derrocar a los gobiernos europeos. Por ejemplo Edmund Burke (1790) le da alguna credibilidad,[9] aunque sin mencionar específicamente cual seria el grupo responsable,[10] y Seth Payson alega derechamente -en 1802- que los illuminati todavía existen.[11]
Consecuentemente algunos autores -tales como Augustin Barruel y John Robison, llegaron incluso a sugerir que los Illuminati estaban detrás de la Revolución Francesa, sugerencia que Jean-Joseph Mounier rechaza en su libro de 1801 On the Influence Attributed to Philosophers, Free-Masons, and to the Illuminati on the Revolution of France.[12]
Posteriormente (1903) el servicio secreto ruso de la época publicó el famoso Los protocolos de los sabios de Sión como una obra de propaganda antirrevolucionaria, obra que incorporo casi textualmente argumentos encontrados en el Dialogo en el infierno entre Maquiavelo y & Montesquieu, un ataque -en 1864- del legitimista militante Maurice Joly contra Napoleón III.[13]
La tesis central de "Los Protocolos" es que si se remueven las capas sucesivas que cubren o ocultan las causas de los diversos problemas que afectan el mundo se encuentra un grupo central que los promueve y organiza a fin primero, de destruir los gobiernos y ordenes sociales establecidos con el fin ultimo de lograr dominio. Ese contubernio central es un grupo de judíos, que -se alega- controla tanto los sectores financieros como diferentes fuerzas sociales que a su vez son los que -desde este punto de vista- provocan desorden y conflicto social: los masones, los comunistas, los anarquistas, etc.[14]
Nora Levin nota que los Protocolos gozaron de gran popularidad y grandes ventas en los años veinte y treinta. Se tradujeron a todos los idiomas de Europa y se vendían ampliamente en los países árabes, Estados Unidos e Inglaterra. Pero fue en Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, que tuvieron su mayor éxito. Allí se utilizaron para explicar todos los desastres que ocurrieron en el país: la derrota en la guerra, el hambre, la inflación, etc.[15]
A partir de agosto de 1921, Hitler comenzó a incorporarlos en sus discursos, y se convirtieron en lectura obligatoria en las aulas alemanas después de que los nazis llegaran al poder. En el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, Joseph Goebbels (ministro de propaganda nazi) proclamó: «Los protocolos de los sionistas son tan actuales hoy como lo fueron el día en que fueron publicados por primera vez».[16] En las palabras de Norman Cohn, esto sirvió a los nazis como «autorización del genocidio».
Posteriormente y en EEUU, durante el periodo del Peligro Rojo, teoristas norteamericanos de la conspiración -tanto fundamentalistas cristianos como seculares antigobierno central - crecientemente abrazaron y promovieron una percepción de la masonería, el liberalismo y la "conspiración judeo-marxista" como la fuerza directora de la ideología del "ateísmo estatal", "colectivismo burocrático" y "comunismo internacional".[14] (en EEUU esos términos generalmente se emplean por esos sectores para referirse a, respectivamente, la Separación Iglesia-Estado; acción gubernamental en asuntos de seguridad social y organismos internacionales, tales como las Naciones Unidas)

Así, por ejemplo, empezando en los 1960, grupos como la John Birch Society y el Liberty Lobby dedicaron muchos de sus ataques a las Naciones Unidas como el vehículo para crear "Un Gobierno Mundial", promoviendo una posición de desconfianza y aislacionismo en relación a ese organismo. Adicionalmente, Mary M. Davison, en su The Profound Revolution (1966) trazo el origen de la alegada conspiración del Nuevo Orden Mundial a la creación del Sistema de Reserva Federal en EEUU por un "grupo de banqueros internacionales" que posteriormente habrían creado el Council on Foreign Relations en ese país como "gobierno en las sombras". Cabe considerar que en aquellas fechas la frase "grupo de banqueros internacionales" se entendía como referencia a personas tales como David Rockefeller o a familia Rothschild, es decir, judíos.[14]
Posteriormente, y a partir de los 1970, Gary Allen[17] alega que el termino "Nuevo Orden Mundial" es utilizado por una elite internacional secreta dedicada a la destrucción de todos los gobiernos independientes. Con ese autor el mayor peligro deja de ser la conspiración cripto-comunista y se transforma en la elite globalista que algunos identifican con el atlantismo del Grupo Bilderberg. Muchos de los mismos personajes -como Rockefeller- todavía ocupan un papel central pero no ya como cripto-comunista sino como parte de un grupo plutocrático y elitista,[18] grupo que controlaría tanto los gobiernos y sus instituciones -especialmente las policías secretas- como organismos internacionales.
Un papel importante en la generalización de esa percepción fue jugado por la trilogía satírica "The Illuminatus", de Robert Anton Wilson[19] que, a pesar de ser una parodia de la paranoia de sectores norteamericanos acerca de las conspiraciones secretas[20] y de que el propio autor ha dicho en más de una ocasión que no pretende que sea tomada en serio, llego a tener influencia, probablemente debido a que Wilson busca crear en el lector una fuerte duda acerca de lo que es real y lo que no, elaborando curiosas teorías a partir de una mezcla de hechos históricos con los fantásticos, citando autores imaginarios pero creíbles con autores reales ya sea obscuros o conocidos pero a veces sutilmente fuera de contexto. (Por ejemplo, citas de Isaac Newton acerca de la alquimia y la orden de la Rosacruz que necesitan cuidadosa examinacion para determinar si son correctas y relevantes.)
Esta “popularidad” de la teoría se acrecentó cuando -en 1990, poco después de la caída del Telón de Acero - el entonces presidente de los EEUU, George H. W. Bush, hizo varias referencias al Nuevo Orden Mundial. A pesar que esas referencias fueron percibidas a nivel internacional como estableciendo -en el contexto político de la fecha- los objetivos de la diplomacia de EEUU - la llamada propuesta de la Pax Americana- muchos las entendieron como una validación de la teoría de la conspiración del NOM.


De acuerdo con algunos, hay ciertos signos que prueban esta conspiración. Por ejemplo, los extraños murales en el Aeropuerto Internacional de Denver, signos de la Francmasonería en edificios (particularmente en Washington D.C.) y pentagramas en los planos de la ciudad,[88] el símbolo Illuminati en el Sello de Estados Unidos con las palabras "Novus Ordo Seclorum" en latín que significa "nuevo orden de los siglos" (o eras) que fue impreso en los billetes de un dólar desde 1935 por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Morgenthau (hijo) bajo demanda del entonces secretario de Agricultura y futuro vicepresidente de los Estados Unidos, Henry A. Wallace, bajó la influencia de Nicholas Roerich.[89] El logotipo del Information Awareness Office que fue creado por el Defense Advanced Research Projects Agency, tiene el mismo símbolo.
Como prueba adicional se aducen los ya mencionados campos de concentración localizados dentro de los Estados Unidos y que estos campos de internamiento (famosos campos "FEMA") son signos de que, inclusive antes de haber empezado a operar,[90] la conexión entre sus fundadores y el NOM son directos. Estos campos serán usados para guardar estadounidenses que protesten o den cualquier tipo de lucha contra el gobierno actual y el Servicio Secreto de los Estados Unidos junto a las organizaciones del gobierno serán usadas para controlar la población y aplicar nuevas leyes en caso que se declare Ley marcial.[91]